Ascenso al Monte Saint-Michel
El ascenso al Monte Saint-Michel era agotador, sus escaleras empinadas parecían interminables. Sin embargo, la vista panorámica desde lo alto de la abadía valió cada esfuerzo. El sol brillaba sobre el mar, iluminando el paisaje como si fuera un cuadro surrealista. Un momento etéreo e inolvidable en medio del caos turístico.