La historia detrás de los festivales de música más grandes del mundo

La evolución de los festivales de música más grandes del mundo

Hola a todos, en este artículo hablaremos sobre la historia detrás de los festivales de música más grandes del mundo y cómo han ido evolucionando a lo largo del tiempo.

Los primeros festivales que se conocen datan desde el siglo XIX, siendo el Festival of Britain en 1951 el precursor de los mismos. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando comenzaron a popularizarse y adquirir un carácter masivo como los conocemos hoy día.

Uno de los primeros festivales emblemáticos fue Woodstock en 1969, donde cientos de miles jóvenes se reunieron para disfrutar durante tres días de conciertos míticos e icónicos. Este festival marcó una época y sentó las bases para futuros eventos similares.

A partir de ahí comenzaron surgir otros festivales importantes como Glastonbury (1970), Reading and Leeds (1971), Rock in Rio (1985) o Lollapalooza (1991). Estos eventos no solo transformaron la industria musical sino también la forma en que nos relacionamos con ella

Festivalización: La nueva tendencia

No obstante ,es indudable que hemos asistido a un cambio significativo respecto al concepto original ya mencionado; Los principales factores son :la aparición y consolidación definitiva dentro del ocio contemporáneo,su enorme impacto económico,y su capacidad para hacer sentir partícipes activas a distintas generaciones de espectadores.Algunos autores y críticos lo han denominado «Festivalización», es decir, la creciente tendencia a que todo tipo de eventos adopten un formato festivalero.

El futuro de los festivales ya está aquí

En la actualidad, se puede hablar del nacimiento de una nueva era en cuanto a festivales. Con la llegada del COVID-19, estos eventos tuvieron que ser suspendidos o reconvertidos en su totalidad para poder adaptarse a las medidas sanitarias. Los organizadores estuvieron trabajando duro para crear nuevas experiencias virtuales donde los participantes puedan disfrutar desde casa.

A pesar de esto, algunos países como Nueva Zelanda ya están llevando acabo sus primeros festivales presenciales con gran éxito y siguiendo medidas adecuadas para garantizar la seguridad durante el evento . En definitiva , los  festivales son sin duda un reflejo cultural contemporáneo e histórico,en constante evolución que siempre nos traerán algo nuevo. 

Los orígenes y el impacto cultural de los festivales musicales

La explosión de los festivales musicales en todo el mundo se remonta a varias décadas atrás. Todo comenzó con el Festival de Woodstock, celebrado en 1969 en Nueva York. Este festival fue una respuesta al clima político de la época donde los jóvenes protestaban contra la guerra y buscaban un cambio social.A partir del éxito del Festival de Woodstock, surgieron muchos otros eventos que reunían a multitudes para disfrutar de la música y las artes. La mayoría estaban enfocados en géneros como rock, pop o electrónica; pero algunos también incluían jazz, blues o folk.El primer gran festival fuera del ámbito anglosajón fue el Rock in Rio organizado por Roberto Medina en Brasil en 1985. Esta vez se trataba más bien un evento comercial que pretendía traer grandes nombres internacionales al país sudamericano.En Europa tenemos ejemplos como Roskilde (Dinamarca), Glastonbury y Reading and Leeds (Reino Unido) o Sziget (Hungría). En Estados Unidos podemos destacar Coachella y Lollapalooza entre otros festivales importantes.Estos eventos han cambiado no sólo las formas tradicionales de consumo musical sino también otras esferas culturales: desde la moda hasta la gastronomía pasando por las artes visuales e incluso la política.Con cada edición estos festivales han ido creciendo tanto en términos económicos como sociales involucrando cada vez a más personas, convirtiéndose así mismo no sólo lugares ideales para mostrar lo mejor del talento mundial sino también para encontrarse con diferentes culturas, ideas y formas de vida.A pesar del éxito que han tenido estos eventos, no siempre todo ha sido color rosa. Ha habido problemas relacionados con la seguridad y los efectos negativos sobre las comunidades locales donde se celebran los festivales. Además muchos denuncian el hecho de que algunas bandas son contratadas por su popularidad en lugar de por sus habilidades musicales.Pero a pesar de esto, es innegable que los festivales han logrado entregar una experiencia única e inolvidable a millones personas durante décadas y seguirán haciéndolo pues cada vez más personas deciden asistir a estos eventos masivos.Un ejemplo reciente es el festival Danzante Bay Jazz & Blues en México, inaugurado hace poco en el estado de Guerrero. Este evento busca reactivar la economía local afectada por la pandemia del COVID-19 así como brindar un espacio seguro para disfrutar del talento nacional e internacional.En resumen, los festivales musicales tienen un gran impacto cultural al ser lugares donde convergen diferentes expresiones artísticas y culturales junto con grandes artistas internacionales. Pero también hay aspectos críticos importantes como la sostenibilidad económica o la relación con las comunidades locales.

El éxito comercial detrás de los festivales masivos: ¿a quién benefician?

La mayoría de las grandes empresas organizadoras de festivales musicales se autodenominan promotoras culturales que ofrecen a sus asistentes una experiencia única y diversa, pero ¿realmente es así?

En términos económicos, estos eventos generan ganancias millonarias para sus organizadores gracias a la venta masiva de entradas, patrocinios y publicidad. Sin embargo, el verdadero negocio no radica en el evento en sí mismo sino en su capacidad para generar ingresos tangibles e intangibles.

Los patrocinadores son parte fundamental del éxito financiero detrás de cada festival. En algunos casos, estas marcas pueden llegar a invertir millones solo por tener su logotipo presente durante unos cuantos días en un evento concurrido. Pero más allá del simple intercambio monetario entre empresa y festivalero surge la cuestionable práctica comercial conocida como “el marketing experiencial”.

Bajo esta premisa se contratan servicios que hipotéticamente ayudarían al usuario a vivir una experiencia “única” mediante distintas áreas comerciales dentro del recinto o incluso activaciones al aire libre previas al inicio del concierto. El resultado final suele ser decepcionante puesto que todo este tipo de experiencias están diseñadas por igual bajo el mismo modelo repetitivo; bares temáticos patrocinados por alguna marca líder -que lo único distinto es el logo-, kioskos artesanales vendiendo productos kitsch sin ninguna relación con la música o actividades insípidas diseñadas pensando en la “experiencia” de los asistentes.

En este sentido, cabe preguntarse si realmente estas experiencias añaden valor a la vida y al disfrute del espectáculo musical o simplemente es una forma más para que las empresas se lucren y posicionen mediante el auspicio de un evento popular. Es cierto que todo festival necesita patrocinadores para poder sufragar costos, pero también lo es que estos deberían ser escogidos con cuidado, respetando la integridad cultural de cada evento. Si bien no existe un consenso acerca de cuál debería ser el nivel ético detrás de los festivales comerciales masivos, sí podría existir una línea pragmática común entre todos ellos: ofrecer verdaderas experiencias culturales únicas e inolvidables..

La tecnología y la producción tras bastidores en los mayores eventos musicales

Es fascinante conocer cómo funciona todo lo que sucede detrás de un gran festival de música. Desde la creación del setlist, la elección de las bandas participantes hasta el diseño del escenario, seguramente te sorprenderías al saber cuánto trabajo hay detrás.

Pero ¿qué pasa con toda la tecnología implicada en estos eventos? La iluminación, el sonido y los efectos visuales hacen que cada actuación sea mágica e inolvidable para el público. La cantidad de dispositivos electrónicos involucrados es impresionante: altavoces gigantes, mesas de mezclas enormes, luces estroboscópicas llamativas… Todo esto se controla desde una cabina central donde los ingenieros trabajan incansablemente durante todo el evento para que todo salga perfecto.

Además, también existe toda una logística detrás del festival: transporte desde equipos y personal a diferentes partes del mundo. Esto no solo implica cargar toneladas de equipo técnico sino organizar alojamientos temporales y campos específicos para transportar este material tan delicado sin romperlo o dañarlo.

También está presente otro elemento fundamental como es la seguridad. Para garantizar esta Seguridad primero se debe tener muy claro qué riesgos pueden presentarse en situaciones como esta; ya sea apagones imprevistos o fallas técnicas con instrumentos cerca por ejemplo.

Sin embargo no podemos dejar pasar algo muy importante mientras hablamos sobre festivales grandes: su impacto ambiental. Es posible reducir tanto este impacto por el uso de energías renovables como la solar, además se puede reciclar los materiales producidos durante el festival. Aunque estos festivales necesitan tener una gran cantidad de energía y recursos para funcionar adecuadamente, el impacto no es despreciable.

En resumen: detrás de cada espectáculo en vivo hay un ejército de técnicos trabajando sin parar para garantizar que todo funcione correctamente. La tecnología y la producción detrás del escenario juegan un papel fundamental en hacer realidad estos eventos.